29 de abril de 2010
Pirineo Catalán - Espacios naturales protegidos
Los Pirineos catalanes reúnen una multitud de espacios naturales de gran valor e interés, tanto desde el punto de vista medioambiental como cultural o monumental. Algunos de estos territorios cuentan con diversos grados de protección para preservar la calidad y el interés del paisaje, la importancia de la fauna o la flora que contienen o el patrimonio humano que se conserva en él.
Parque Natural del Alto Pirineo
Es el mayor de Cataluña, con casi setenta mil hectáreas de paisajes de alta montaña que se han mantenido prácticamente vírgenes hasta nuestros días, con una diversidad excepcional de fauna y flora. Se encuentra en pleno centro de los Pirineos, a caballo entre las comarcas del Pallars Sobirà y el Alt Urgell. Entre los sitios de mayor valor figura la Vall de Bonabé, que conserva espesos bosques de abeto y pino negro, o la Vall d’Àrreu, que solo es accesible a pie y que cuenta con un valioso patrimonio natural que ha sufrido muy pocas alteraciones. El circo de Noarre es un paraje prácticamente intacto, y el llano de Boavi, en la confluencia de varios valles, cuenta con una vegetación muy variada. El bosque de Virós es otra de las joyas naturales del Parque, al igual que la Vall de Santa Magdalena, con núcleos, bordas y ermitas de gran valor.
Después de muchos años de abstinencia, el oso pardo pasea nuevamente por este territorio, donde el enigmático urogallo presenta la población más numerosa del país. También
se puede observar el águila dorada, el quebrantahuesos, el mochuelo boreal, la perdiz blanca, o ungulados como el rebeco, el muflón, el corzo, el gamo, el ciervo y el jabalí.
La extensa red de ríos y lagos alberga diversas especies de peces, como las truchas, y la flora suma unas mil quinientas especies, entre las que figuran numerosos endemismos pirenaicos.
En la zona de mayor elevación se encuentran algunas de las montañas más emblemáticas y altas del Pirineo, como la Pica d’Estats que, con 3.143 metros de altura, es la mayor cima de Cataluña. Una buena manera de conocer el Parque de primera mano consiste en recorrer la extensa red de senderos e itinerarios señalizados, a pie o practicando otras modalidades deportivas, como la bicicleta todo terreno (BTT), el alpinismo, las raquetas de nieve, el esquí nórdico y de montaña o las excursiones a caballo, sin contar las actividades de río. De todas maneras, uno de los principales valores culturales del Parque son las numerosas iglesias
y ermitas de origen y arquitectura románicas que se encuentran dispersas por todo el territorio, como Sant Pere del Burgal, Sant Serni de Baiasca, Santa Maria d’Àneu, Sant
Pau d’Esterri de Cardós, Santa Maria de Ginestarre, Sant Joan d’Isil –al pie del Noguera Pallaresa–, Santa Maria de Ribera, etc.
Los pueblos conservan interesantes muestras de arquitectura tradicional y algunos conjuntos históricos destacables, como la villa cerrada medieval de Escaló o el centro histórico de Castellbò, muestras de antiguos sistemas de organización. Aserraderos, restos de fraguas, molinos, palomares y carboneras constituyen otros ejemplos del uso
de los recursos naturales en estos valles.
Parque Natural del Cadí-Moixeró
Comprende el Cadí y el Moixeró, junto con el macizo del Pedraforca –declarado Paraje Natural de Interés Nacional–, la Vall de Gresolet, así como buena parte de la Tossa d’Alp
y el Puigllançada. Una de las estampas más representativas del Parque es la vertiente norte del Cadí, con riscos gigantescos casi verticales y valles profundos y boscosos, así como la silueta del Pedraforca, una de las montañas más emblemáticas del excursionismo catalán. Otros parajes de belleza singular son el prado de Cadí y la roca del Ordiguer, en la cara norte del Cadí, o la Vall de Gréixer, en la vertiente sur, sobre el cual se eleva el Moixeró, que culmina en las airosas Penyes Altes de Moixeró.
Numerosas poblaciones conservan una arquitectura tradicional como Bagà, que fue capital de la Baronía de Pinós, con parte de las murallas medievales y una bella plaza porticada, o Bellver de Cerdanya, centro de una antigua bailía que domina la llanura del Segre. Otros pequeños núcleos de montaña, todos situados en bellos parajes, guardan buenas muestras de arquitectura civil y religiosa: Adraén, El Querforadat, Cornellana, Cava, Ansovell, Gisclareny, Gréixer, Gósol, Gresolet, Bastanist, el monasterio de Sant Llorenç
prop Bagà, la iglesia de Talló, Sant Julià de Pedra, Bor, Coborriu, Tartera, Mosoll, Talltendre, etc.
Desfiladero de Mont-rebei
El río Noguera Ribagorçana, al atravesar la sierra del Montsec, ha cavado un profundo desfiladero, el único de Cataluña que se mantiene virgen, donde no pasa carretera, ni ferrocarril ni línea eléctrica. Un camino, cavado parcialmente en la roca, permite
disfrutar de este sitio tan espectacular, con paredes que llegan a alcanzar más de quinientos metros de caída vertical.
Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa
Es un espacio protegido muy humanizado, que constituye el mejor exponente del paisaje volcánico de la península, con una treintena de conos de antiguos volcanes de tipo
estromboliano, algunos cráteres de explosión y coladas de lavas basálticas. Destacan los riscales basálticos de Castellfollit de la Roca y de Sant Joan les Fonts, los volcanes
del Croscat, de Santa Margarida y del Montsacopa, así como la Fageda d’en Jordà, inmortalizada en un poema de Joan Maragall. El paisaje agreste de la Garrotxa se acentúa hacia el norte, con sitios tan emblemáticos como Sant Aniol d’Aguja o la Vall del Bac.
La Albera y el Parque Natural del Cap de Creus
Ambas unidades geográficas representan los últimos estribos de los Pirineos antes de zambullirse en el Mediterráneo. El macizo de la Albera, declarado Paraje Natural de Interés
Nacional, es la frontera natural entre dos extensos llanos catalanes: el Empordà y el Rosselló, y alcanza cimas como el Puig Neulós (1.257 m). El sector occidental, el de Requesens, posee las zonas más húmedas y elevadas, así como una cobertura de bosques de alcornocales, encinares, castañares, robledales, hayales y prados alpinos. El sector oriental se configura en torno al monasterio de Sant Quirze de Colera. La Albera es una de las zonas de Europa con
mayor concentración de monumentos megalíticos. La península del Cap de Creus presenta un entorno marino de alto valor paisajístico, combinando la belleza de los litorales con los parajes interiores. En ella coexisten diversos ambientes, por lo que se encuentran muchas especies, algunas endémicas. El rico patrimonio arquitectónico tiene en el monasterio de Sant Pere de Rodes su punto culminante. Cerca de allí se encuentra el Parque Natural de los Aiguamolls del Empordà, segunda zona húmeda de Cataluña, con puntos de observación sobre las lagunas y prados inundables.
Fuente: Pirineos Naturaleza y Cultura - Generalitat de Catalunya - Departament d'Innovació, Universitats i Empresa
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