25 de noviembre de 2009

La Canción del Desierto


Para el turista, el caminante o el escalador, las Canyonlands del centro-este de Utah ofrecen muchas sorpresas maravillosas e inesperadas: magníficas areniscas de colores pastel y extrañas formaciones del terreno. Sin embargo, la desnuda irrealidad de estos áridos paisajes, con sus agujas y torres espectacularmente erosionadas y las lisas paredes de los cañones, es lo que hace tan atractiva esta región para los escaladores de roca. Son zonas que he visitado con frecuencia y a las que siempre volveré.

En honor a la verdad, la escalada en las rocas del desierto atraen a un grupo relativamente pequeño de devotos, porque la calidad de la arenisca varía en un grado muy amplio, desde las extremadamente blandas hasta las que presentan una firmeza casi granítica. Pero para aquellos escaladores que saludan la adversidad de la roca frágil, los bloques fragmentados por el hielo y las largas fisuras paralelas, su lealtad a la escalada en el desierto roza el fanatismo religioso.


El escalador en su sano juicio, si es que hay alguno, quizás se pregunte cuál es el motivo. Sentarse en lo alto de una de esas cumbres aguzadas y aisladas del desierto, empotrar las manos en una fisura de arenisca de Wingale, increíblemente lisa, oler el aroma picante de la artemisa y oir la silenciosa canción de los espacios vacíos e intactos, son razones por las que los escaladores visitan las Canyonlands de Ulah. Si bien las agujas más grandes se escalaron a principios de los sesenta,
a finales de los años setenta aparecieron algunas rutas nuevas.

¡Ni siquiera en mis más locos sueños hubiera podido imaginar una fisura así, con las paredes tan paralelas, tan llamativamente recta, tan perfecta! Era una grieta tan irreprochable que Dios debió haberla abierto un día de buena suerte, allá en los cielos. También en los Canyonlands e igualmente irrepetible por su arquitectura y su belleza se encuentra una esbelta torre
de ciento cincuenta metros de altura, oculta en un remoto cañón, un inmenso signo de exclamación burlando las fuerzas erosivas que lo crearon.

Son dos de las rutas más famosas de los desiertos de América: Super Crack (5.10), en Indian Creek Canyon, y los Primrose Dihedral.s (5.11 +) en Mases Tower, Taylor Canyon.

Realicé mi primera gira de escalada en los Cayonlands en noviembre de 1976. Durante meses, Jim Dunn me había narrado histotias acerca de una grieta que era, según él, la mejor fisura
de empotramiento del mundo entero. Así pues Jim, Earl Wiggins, Bryan Becker, algunos otros
amigos y yo pusimos rumbo al oeste hacia las entonces desconocidas y aún no escaladas paredes
de Indian Creek Canyon.

No nos desilusionaron: más bien nos hicieron enmudecer de respeto La fabulosa grieta de noventa metros de longitud, que hendía el centro de una pared lisa y bruñida de arenisca, era una línea increíblemente pura, pero ¿podía escalarse?

En 1976 no estaban demasiado evolucionadas las técnicas de protección sobre roca. Nuestro arsenal se componía de hexéntricos Chouinard, de fiabilidad limitada en fisuras paralelas, más un par de empotradores Loewe con levas y dos dientes, que parecían diseñados más bien para una exposición científica que para una verdadera escalada. Además, la arenisca de Wingate era tan blanda que, en caso de caída del primero de cuerda, había muchas probabilidades de que todos los hexéntricos se arrancaran y el escalador llegara al suelo.


Recuerdo que nos sentíamos tensos como si estuviéramos en un circo en aquel frío día de
noviembre. Earl era el equilibrista que intentaría la inédita hazaña. Comenzó a escalar usando técnicas de empotramiento, con movimientos regulares y trabajados. Cada cinco o seis metros, un seguro señalaba su progreso a lo largo de la fisura. Tocios los ojos estaban fijos en Earl y conteníamos la respiración como un solo hombre, observándole escalar aquella fisura de
mano/antebrazo con la precisión de una máquina. Cuando se introdujo en un nicho para montar la reunión, nuestros gritos de júbilo resonaron por todo el estrecho cañón, seguidos de bufidos ele alivio. No se había caído.

Subí detrás de Earl, retirando los seguros mientras me maravillaba ante la espectacular belleza de aquella fisura. Habíamos solucionado el primer largo, que era el que nos había parecido más complicado, pero nuestra ascensión no estaría completa mientras no llegáramos al borde del cañón: una manera de pensar anticuada comparada con las modernas rutas deportivas
de veinte metros de longitud, donde alcanzar el punto más alto de la pared resulta irrelevante, pero para nosotros entonces sí tenía importancia.




Comencé a escalar el segundo largo, por encima de la aérea reunión de Earl. La grieta era incierta, a veces tenía la anchura del puño y otras veces era "off-width", pero aquí los empotradores Lowe entraban magníficamente y me sorprendí al ver que proporcionaban una buena protección. Seguí ascendiendo con técnicas de empotramiento de mano hasta llegar a otra aérea reunión, donde Earl se reunió conmigo poco después.

Entonces decidimos hacer un péndulo hacia la derecha para alcanzar una fisura más fácil que
Earl siguió hasta la cumbre.

A cominuación nos siguió Bryan, ascendiendo el primer largo y el segundo en uno solo, y pronto estábamos todos en lo alto celebrando la ruta. Estábamos eufóricos por haber escalado en
libre la "Superfisura del Desieno" o Luxury Liner, como le llamó Earl, pero asumimos que la
ruta se repetiría poco o nada, debido a lo dudoso de su protección.


Nuestra ascensión de Super Crack también rompió la larga tradición de escalada de "cumbres" en el desierto, iniciada por Layron Kor y Huntley Ingall con su primera ascensión de Casdeton Tower en 1961. ¡Cómo han cambiado los tiempos!

Nunca hubieramos podido imaginar que Ray Jardine inventara los friends, esos empotradores de levas accionadas por resorte, que han revolucionado la protección para escalada en roca desde 1979 hasta nuestros días. Con los friends es fácil proteger las fisuras lisas y paralelas, y gracias a ellos se han hecho ya muchas de las mejores fisuras de Indian Creek. De hecho, Canyonlands se ha convenido en un centro internacional para los escaladores de roca. Es posible que hoy día haya que "hacer cola" para escalar Super Crack, pero al menos la protección es soberbia, y la belleza y la magia de esta ruta continúan inmutables.

Ed Webster

5 comentarios:

Raúl dijo...

Dios...hay que ir, hay que ir!

Anónimo dijo...

¡Raulllll¡no me jalees al Patxi, que se nos pone más nervioso que un escalador soltero en el Patatus...
Indian Creek, las mejores fisuras del mundo. Estados Unidos, la mejor escalada limpia del planeta.
Un saludo a tos, fisuromaniacos.
Tino

El Patxi dijo...

Raúl, antes a ver si me llevas a Peguerinos...je,je, je...

Un saludo.

Anónimo dijo...

Peguerinos se parece bastante a algunas zonas de escalada de Colorado en cuanto a paisaje y roquedo, salvando los tamaños, claro. Granito, musgo y preciosos bosques de pino albar.
Tino

javi_varek dijo...

JOder Patxi me has hecho flipar mientras leía tu blog! muy bueno!! saludos!