4 de junio de 2009

TRE CIME DI LAVADERO


Los Dolomitas deben su nombre al geólogo francés Deodat Tancréde de Dolomieu (1750-1801) estudioso dé la geología alpina. Su formaciónón se debe a los grandes bancos de coral y a las sedimentaciones del fondo marinio que se fueron acumulando durante millares de años. Es fácil adivinar el origen marino de este macizo calcáreo por los numerosos restos fosilizados los de plantas y animales.
Los Dolomitas tienen una larga trayectoria histórica. Ha corrido mucho tiempo desde que los cazadores y pastores trepaban de vez en cuando por los neveros y pedreras sugestionados por el miedo de los espantosos abismos y paredes extraplomadas que tenían ante sus ojos.
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Chamonix comienzos de agosto.
La meteo parece que quiere dar con nuestras vacaciones, cada día que pasa atrasa la llegada del buen tiempo. Llevamos cinco días y sin esperanzas de hacer nada. El tiempo va a peor. Después de una noche bien pasada por agua, a primera hora de la mañana, nos despiertan los gendarmes, levantando a toda la gente instalada en los camping libres.
Los duendes golpean nuestras cabezas, así que decidimos irnos para los Dolomitas. Allí no hemos estado nunca y nos inclinamos por ir al Lavaredo. Cruzamos el túnel del Mont-Blanc, con sus 11 km de largo y como el tiempo sigue con la misma tónica, decidimos pasarnos por Venecia y hacer un poco de turismo. Al final, después de unos 600 km de viaje.
nos presentamos en Cortina D'Ampezo. De aquí subimos a Misurina donde tenemos que dormir dentro del coche gracias a la lluvia. Misurina está dedicada completamente al turismo. Lo forman unos cuantos hoteles y tiendas de recuerdos, alrededor de un lago llego de berraña. Pero mires donde mires estamos rodeados de verde y rocas. Entre las nubes borrascosas se dejan ver los Cadines, el monte Cristallo, al fondo el Lavaredo.
Torres de roca por todos lados, donde podemos imaginar audaces rutas. En Misurina podemos comprar pan, huevos, etc., en un kioskillo que hay al lado de la gasolinera. Este tipo de compras, abstenerse de hacerlas arriba en los refugios. Al día siguiente cogemos la carretera de peaje, que en 6 km de empinada cuesta y después de pasar por el lago de Entorno, nos deja en el parking que hay en el refugio de Auronzo (2.300 m).

El refugio de Auronzo tiene una pequeña parte que pertenece al C.A.I. (Club Alpino Italiano). Pero en realidad es un hotel dedicado al turismo, los precios son bastante altos y es donde los turistas que aparecen todos los días en forma de plaga dejan los duros.

De aquí, tomando una pista, en 10 minutos nos presentamos en el refugio del Lavaredo (2.389 m). que es privado. De aquí subiendo al collado, en otros 10 minutos podemos contemplar las caras Nortes de las tres cimas. ¡Impresionantes!. Vaya muros. El corazón late rápidamente y nuestro único deseo es escalarlos. A la derecha del collado, el monte Paterno, surcado por galenas y nidos de ametralladoras de cuando se daban de tortas por aquí, allá por principios de siglo.
Al fondo el refugio Antonio Loccatelli (2.438 m). El paisaje es precioso, mogollón de roca por todos lados. Sólo en las tres cimas debe de haber más de 100 itinerarios abiertos, de toda dificultad. Vías audaces, abiertas en unos años en los que en la piel de toro no se daban ni los primeros pasos de este deporte.
Al bajar del collado hacia el refugio de Lavaredo, nos llama la atención un espolón de unos 350m y decidimos empezar por éste. Pedimos la guía en el refugio y vemos que se trata del espigólo Giallo, que sube a la cima Piccola (2.856 m). Nos encontramos con unos conocidos de Murcia y nos dicen que está completamente equipada.




CIMA PICCOLA. (Espigólo Giallo)

La vía es asombrosamente de 1933. Realizada por Emilio Comici, Mary Várale y Renato Zanutti. La vía resulta ser superclásica, con el inconveniente de llevar media docena de cordadas por delante. Abunda la roca suelta. La vía no ofrece grandes dificultades. Hay bastantes tramos fáciles. En los últimos largos tenemos empeoramiento de tiempo y granizada. El descenso se realiza por la vía normal de la cima Piccola, pared Sudoeste (III) hacia la canal que se forma entre la cima grande y la piccola. Los rápeles están montados de buenas «pes» siguiendo luego por unos destrepes fáciles.

CIMA PICCOLISSIMA.(Vía Cassin)

Como el tiempo no está muy allá, decidimos hacer una vía corta y rápida. La cima Piccolíssima con sus 200 m cuenta con numerosas vías. Elegimos la Cassin. Está equipada y cuenta sólo con un par de largos mantenidos donde los clavos dejan un poco que desear, el resto es fácil. La roca no es muy buena en algunas zonas pero no ofrece problemas.
El descenso se realiza por la canal de la izquierda, siguiendo los rápeles ya montados. Al final, sorpresa con el tiempo. Desde la vía hemos observado el movimiento de los turistas, de arriba para abajo, y al bajar, vemos que son los «guiris» más auténticos que habíamos visto nunca. Vestidos la mayor parte de ellos con el traje tirolés, en el gorro una pluma y haciéndole compañía un montón de medallas e insignias. En el bastón, que no le falta a nadie, todos los sellos de los refugios por donde pasan y algunos salen ya del parking con un boudrier de cuerda, que se lo habrán vendido en Cortina, con sus ojos puestos en las cuestas de piedras que suben a las galerías del monte Paterno, con el fin de meterlo todo en sus cámaras de fotos.




CIMA OESTE DEL LAVAREDO.(2.974 m. Cara Norte. Vía Cassin-Ratti)

En 1935 los muniqueses, Hans Hintermeier y Sepp Meindl, realizaron varios intentos dejando clavado por donde luego continuarían a modo de «putada» Ricardo Cassin y Vittorio Ratti que en 27 horas de escalada realizaron la primera ascensión.
La altura de esta pared es de 500 m y el recorrido de la vía, unos 698m.
El ataque original de Cassin actualmente no se realiza y se puede comenzar por la variante Kasparrek que es más fácil y rápida. Característica de esta pared son los grandes techos, que se esquivan en una larga travesía por encima de ellos, buscando un itinerario lógico.
Tanto en la cima Oeste como en la Grande, con el transcurso de los años se han venido realizando vías cada vez más directas y muchas de ellas no se realizan por la abundancia de tramos artificiales, que suelen estar desequipados.



Esta vía nos apetecía mucho hacerla. Al llegar a la base vemos que hay gente que se baja, pues unos italianos que van los primeros suben muy lentos y el tiempo no parece muy estable. Decidimos dejarlo de momento y a los italianos a partir de la mitad les sorprende una granizada que les amarga la vía. Al día siguiente madrugamos más para no llevar a nadie por delante, y, sin llevarlas todas con nosotros por el tiempo, nos metemos en la vía.
Las tres primeras tiradas las hacemos en ensamble para ahorrar tiempo. El gran inconveniente es el frío en las manos que en los primeros largos se hace insoportable. La vía es muy bonita, de gran ambiente y se encuentra equipada, aunque en zonas los clavos debían de ser de Cassin por el mal estado en que están. Conviene subirse algunos fisureros. La reunión del pulpito, completamente colgada, y las travesías son espectaculares. A partir de aquí, el cielo se pone feo y comienza a caer unas gotas, pero la segunda mitad va perdiendo inclinación y dificultad. Al llegar arriba, el sol nos recibe llenándonos de satisfacción. Hacemos un total de diecinueve largos quitando los primeros que los hicimos en ensamble (III). En general buena roca, exceptuando algún largo. El descenso se realiza por la cara Sur, tirando un poco hacia el Oeste, por la vía normal. Está marcado con hitos y pintura. Una vez abajo, lo de siempre, una comida-merienda-cena potente, y al sobre. Al día siguiente, lo hacemos de relax, con un paseo alrededor de las tres cimas. Llegamos a un pequeño caño de agua donde nos quitamos toda la mugre, que ya nos comía días atrás.
El agua, la verdad es que no sobra. Hay un riajo, pero este agua no se puede beber, ya que es frecuentado por las vacas. Aparte de esto se puede coger agua en el depósito que está a unos metros del refugio del Lavaredo, en el lavabo del refugio, en la toma de agua del refugio de Auronzo y en un par de chorricos que hay a la orilla del camino.


CIMA GRANDE DEL LAVAREDO. (2.999 m. Vía Comici-Dimai)

Para recorrer todas las cimas del Lavaredo elegimos esta clásica vía de la cara Norte. Fue abierta en cuatro días de duro esfuerzo por Emilio Comici y los hermanos Dimai en agosto de 1933. Cuando nos arrimamos a la base hay varias cordadas funcionando. El frío en las manos y pies es total. Miranda tiene la grata sorpresa de encontrarse con Mirko, un italiano que había conocido en la directa americana del Dru. La vía comienza a la derecha de la pared, por un espolón de 50 m de III. De aquí se toma una sucesión de diedros que se superan en una bella escalada libre. Superando un característico techo amarillo, llegamos a una zona que pierde verticalidad y que podemos tirar en ensamble. Al final encontramos un gran diedro de aspecto oscuro, cerrado por grandes techos. De aquí en una larga y descompuesta travesía V llegamos a un diedro seguido por una canal fácil que nos coloca .en la gran vira.
Todo este tramo se puede evitar por otro diedro a la derecha. Aquí la caída de piedras es constante así que los últimos largos de chimeneas con bloque sueltos, los evitamos por la vira. Al final de unas trepadas llegamos a la cumbre, de aquí el descenso está indicado.

Una de despiste y traca final

La cara Norte de la cima Grande está surcada aparte de la Comici, por numerosas vías. Nos atraía el itinerario que abrieron en 1 958 los alemanes D. Hasse, L. Brandler, J. Lehne y S. Lów.
Según nos aproximamos a la pared vemos un gran movimiento militar que ya observábamos días atrás. Los soldaditos italianos estaban de maniobras y no se les ocurre otro sitio mejor que éste. Nos habían hecho quitar las tiendas unos días antes porque iban a venir a jugar a la guerra el Pertini, Espadolini y otros colegas. Comenzamos la vía y después de hacer tres largos, que no correspondía en nada con el croquis que llevábamos, leemos en las chapas de unos golos: «Faders», o sea, material hispano.
Estamos en la directa española. Como la vía está desequipada y necesitaríamos varios días para repetirla, nos retiramos, animados además por el desastroso ambiente que están creando las milicias: reactores pasando al ras del collado, gente saltando de los «cocolópteros» los soldaditos puteando a la gente que está escalando en otras vías, colocándoles botes de humo en las bases, además de todos los turistas de espectadores. Todo un circo. Así que, volando de aquí. Satisfechos por haber escalado las cimas del Lavaredo, recogemos, y para otro lado.

¡Mereció la pena!


ANTONIO MIRANDA y ADOLFO MADINABEITIA


Fuente: Revista Pyrenaica 1.986

4 comentarios:

Anónimo dijo...

vamos este finde o que?

Adri

El Patxi dijo...

Este finde me pilla mal, pero el siguiente lo mismo...je,je.
Fuera de coñas, tengo pensado pasarme por Dolomitas para conocer la zona y hacer buenas pateadas por alli. Lo mismo el año que viene hay suerte y nos escapamos unos días.

josetxu dijo...

¿Buenas pateadas...?
Yo no voy por ahí sin la cuerda y los "yerros"... jeje!
... que algún quintillo habrá.. ¿no?

Aupa!

Anónimo dijo...

Aunque no tiene na que ver... si vais a Alpes a escalar. Hacerme caso y pasaros por Ailefroide... eso es un paraiso. Granito del bueno. Buen equipamiento y viotes pa todos los gustos. Largas, cortas, morenas, pelirrojas, rubias... y en el camping tiene una birra brutal...Alphand o algo asi se llamaba que la hacen en un pueblecillo de alli cerca... pedazo birra, mejor que las vias.

Pedazo sitio... cuando podamos volvemos. Este año toca por la peninsula.

Adri