12 de noviembre de 2008

Bustarviejo




El nombre de Bustarviejo, deriva de la palabra Bustar, que significa, según Corominas, “pastizal para bueyes”.
Según Jiménez de Gregorio este término, el de bustar, es de procedencia astur, por lo que se inclina a pensar, que los primeros pobladores de la zona procedían del norte.
Esta teoría la acompaña de otros topónimos del término como Cabeza de Braña, un paraje localizado al norte del término. Braña es asturiano – dice este investigador, significa prado húmedo, al igual que en gallego y montañes, y su origen es prerromano, citándose en documentos galaico-astures ya en el siglo VIII.

Por otra parte, recibe el nombre de Bustar uno de los cerros con los que limita al norte.
Bustarviejo, según esto, sería “viejo pastizal de vacuno”.

Historia

La repoblación de esta zona, tras la conquista de Toledo en 1.081, fue el origen de muchas de las localidades serranas. Bustarviejo, debió nacer por esos años aunque el más antiguo documento que se conserva de 1.297, y se refiere a unos pleitos mantenidos por la posesión de unos pastos con la vecina Canencia.
Cuestiones de lindes y de propiedades de terrenos jalonarán la vida de Bustarviejo, al igual que la de las demás localidades del valle, ya que la subsistencia estaba íntimamente relacionada con el aprovechamiento de las tierras y el monte, para pastos, caza, leña, etc. En el Libro de Montería de Alfonso XI, del siglo XIV se menciona en varias ocasiones Bustarviejo, lo que indicaría la riqueza cinegética de la zona especialmente abundante en jabalíes.
La aldea de Bustarviejo pertenecía por aquel entonces a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia y estaba integrada en el sexmo de Lozoya, dentro del territorio “aquende sierra”. Creció a partir de las cabañas que se instalaron en los márgenes de la Cañada Real Segoviana que discurría por la zona y que estructuraron el casco urbano., de tal manera que a partir de la calle Real, identificada con la antigua cañada, creció el casco urbano.
De 1.482 se conserva una sentencia dada por los Reyes Católicos, en la que se reconoce a Bustarviejo la posesión del valle, que incluía las aldeas de Valdemanco y Navalafuente, y que había provocado la confrontación con Porquerizas, el antiguo Miraflores.

Por esas fechas, se levanta en Bustarviejo la más antigua construcción que hoy podemos admirar, la iglesia parroquial.
El siglo XVII trajo a la localidad cambios significativos. En 1.626 se independizó de la jurisdicción de Segovia a cambio de 440.000 maravedíes, según citan Bartolomé y Baonza. “El Rey otorgó Venta Real u dio su privilegio con todas las cláusulas y firmezas de perpetuidad de propio motu, ciencia cierta y poderío real absoluto, apartando a dicha villa y a sus anejos de Navalafuente y la Casa de Valdemanco de la ciudad de Segovia”. Le fue dado jurisdicción, señorío y vasallaje y se levantaría entonces el antiguo Ayuntamiento del que no se conserva nada.
En 1.734 se produce el primer desmembramiento considerable del territorio, al independizarse la aldea de Navalafuente; un siglo después lo haría Valdemanco, en 1.842. En este fecha, Bustarviejo, ya había pasado a engrosar la provincia de Madrid, configuración administrativa que se llevó a cabo en 1.833. Primero bajo el partido judicial de Buitrago, en el 50 bajo el de Torrelaguna y desde 1.975 integrado en el partido judicial de Colmenar.
Martín López comenta que “…durante la guerra civil, lo único notable que pasó, fue que el pueblo se lleno de refugiados y vivió tres años lleno de veraneantes, a los que durante algunos meses se unieron unas brigadas retiradas del frente de Teruel para reorganizarse y descansar. En la posguerra Bustarviejo alojó una colonia penitenciaria de redención de pena por el trabajo, dedicada a la perforación de túneles, explanación de vías y construcción del viaducto para el ferrocarril…”. Después, mucho de ellos, decidieron quedarse aquí a vivir.

Actividades económicas

Las actividades principales de los habitantes de Bustarviejo eran la ganadería y la agricultura, además del aprovechamiento del bosque.
Los datos económicos más relevantes los tenemos en el siglo XVIII gracias al Catastro de Ensenada y a las Descripciones de Lorenzana. Según estas fuentes se tenía una cabaña compuesta de ganado vacuno, caballar, asnal, de carda, caprino, lanar y 47 colmenas. Del ganado de cría se hacían cargo 35 pastores.
La agricultura, a la que se dedicaban 198 labradores y 66 jornaleros en 1.752, la constituían los cultivos de centeno, trigo, garbanzos, yerba, hortalizas y frutas. Las pequeñas huertas se integraban en la estructura urbana del pueblo.
La madera de sus bosques, ha sido una de las riquezas medioambientales más apreciadas históricamente. Martín López apunta que hay constancia de la construcción de las estanterías de la Biblioteca del Monasterio de El Escorial, construidas en el siglo XVI con maderas provenientes de los nogales de Bustarviejo.
Las Descripciones de Lorenzana añaden que algunos vecinos se dedican a conducir leña a la fábrica de cristales del Real Sitio de San Ildefonso. Actividad que, unida al transporte de carbón a Madrid, ponen en funcionamiento unas cien carretas “ que tienen continuo ejercicio”. Del mismo modo, siendo villa de realengo, en el XVII tuvo que suministrar leña al alcázar madrileño.
Esta explotación del bosque ha traído consigo la continua deforestación de la zona en la que es difícil de reconocer aquello que se decía en el último cuarto del siglo XVIII: -“ la mayor parte del término de esta villa es monte poblado de rebollo y carrasco” y en él, “se crían lobos, jabalíes y otros animales feroces, y asimismo, mucha caza menor de perdices, liebres, conejos corchas y codornices”.
En cuanto a la industria, se cita en el Catastro de Ensenada la existencia de una tenería y de nueve molinos harineros de agua, de una piedra cada uno, de los que aún puede encontrarse testimonio en el arroyo del Valle o en el arroyo Gargüeña.
Una mina de oro de muy baja productividad se explotaba en el término, la Peña de las Grajas, al menos desde 1.666 hasta que el el sigo XIX se cerró:
El sitio de la cuesta del cerro de la Plata tiene este nombre de tiempo inmemorial, por decirse había allí una mina de este metal, con cuya noticia se obtuvo permiso para averiguarlo y, en efecto, en 1.764 o 1.766, con asistencia de esta justicia, su párroco u otras personas condecoradas, se cavó con bastante profundidad, expresando los mineros que no convenía estar más tiempo, pues era cierto había mina no sólo de plata, sino de oro, pero estaba muy profunda. (Descripciones de Lorenzana)

Otras ocupaciones de los 635 vecinos o cabezas de familia en 1.752 eran: veinte tejedores de lienzo, un tejedor de sayales, tres sastres, dos zapateros, dos hacheros (leñadores), tres herreros, tres curtidores, tres clérigos, un mesonero, dos taberneros y dos carniceros.

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