8 de febrero de 2010

Los Hermanos Ravier - Mito y Filosofía del Pirineísmo (I)


Para situarnos, Pierre, ¿Quieres empezar por hacer una rápida cronología de vuestra vida: nacimiento, primer contacto con la montaría, etc.?.

Nacimos, parece ser que con un cuarto de hora de intervalo, en Paris, el 20 de octubre de 1933. La fecha de nuestro segundo nacimiento, a la montaña, el que verdaderamente cuenta aquí, y que fue también simultáneo para nosotros, nos parece más difícil de precisar desde el punto de vista cronológico. En cualquier caso, creemos que se originó por el traslado de nuestra familia a la vida en el campo durante los años de la guerra del 39 al 45, lo que suponía un privilegio para niños de ciudad, que evitaban así los rigores, los riesgos y la penuria alimentaria.

Ocurre que aquella aldea en cuestión está situada justo al pie de los Pirineos, en el país de nuestra madre, pirenaica de origen y sobre todo de corazón (le debemos mucho de nuestra pasión pireneísta que no hizo otra cosa que animar y facilitar). De aquella época data nuestro primer contacto con la montaña. A nuestros ojos de críos de la escuela comunal se destacaban por encima del Piamonte pirenaico de Comminges los dos grandes señores de este trozo de la cadena: el Arbizon y el pico de Midi de Bigorre. Antes de subir a uno y a otro, acompañados por alguna •persona mayor, amigo de nuestros padres, habíamos hecho nuestro aprendizaje en las cimas más modestas, esas montañas que peyorativamente se llaman 'de vacas'.

Después de una temporada consagrada a la ascensión a algunas cumbres por su vía normal (Vignemale y Monte Perdido, entre otras) tomamos la decisión de volar con nuestras propias alas y fuera ya de las vías más cómodas. Hicimos varias ascensiones difíciles, las clásicas en aquella época, pero nosotros solos, durante el verano de 1950 (teníamos entonces 17 años. Al año siguiente nos enfrentamos con lo que estaba considerado como el nivel máximo de dificultad: la cara N del Petit Pic del Ossau por la vía Ollivier (que habíamos repetido ya centenares de veces en nuestra imaginación, leyendo el relato épico que aparecía en el libro de Robert Ollivier). y luego el Couloir de Gaube, por supuesto.

Pierre, Jean y un amigo, en la cumbre del Vignemal (1.949)

¿Cuales fueron vuestras primeras “primeras” y con qué espíritu las hacíais?

Primero tendríamos que hablar de la intensa preparación psicológica, del condicionamiento que teníamos como consecuencia de nuestras lecturas apasionadas de la revista "la Montagne", de los primeros números de "Altitude" del año 1946, enviados por su fundador J. Peyroulet, de las primeras ediciones de las "guias Ollivier" (1937, 1942), el libro de Ollivier "le Pie d'Ossau" en particular, que fue verdaderamente nuestra "biblia" o si me atreviese con esta blasfemia dirla que fue nuestro pequeño "libro rojo" ... Hubo un momento
que debimos de sentirnos ya maduros para tomar el relevo de nuestros mayores, tan admirados, y hacer cosas nuevas, es decir, “primeras”. Nuestras dos primeras fueron en 1952 la Muralla de Baroude (con Xavier Defos du Rau) y la cara S del pico de Estos, en el valle del Louron.

Una vez que adquirimos un buen conocimiento de la historia del pirineísmo, nos dedicamos a buscar la solución de los “últimos problemas” dejados sin resolver por nuestros predecesores (Ia guerra había congelado la progresión del pirineísmo). Hicimos la cara N del Piton Carré, Ansabere y la Torre de Marboré, entre otras de las escaladas que hasta entonces habían rechazado todas las tentativas de ascensión. Y después en el Ossau particularmente. recogimos el testigo de manos de Robert Ollivier y durante una quincena de años este macizo se convirtió realmente en nuestra montana predilecta.

Supongo que el material que usabais merece un punto y aparte.

El material que usábamos era absolutamente rudimentario. No disponíamos más que del mínimo estricto, y eso por dos buenas razones: en primer lugar, en aquella época había muy poco material en el mercado, y además, nuestros medios financieros eran muy limitados. Recordamos, por ejemplo, haber hecho confeccionar tacos de madera y tableros para vivac, por un amigo vecino, dueño de una carpintería.

Algo parecido ocurría con las técnicas de escalada, que no estaban ni desarrolladas ni afinadas en escuelas de roca. Nunca hemos sido adictos al entrenamiento furibundo, tal como se concibe hoy en día. Los pocos conocimientos que adquirimos en este dominio (y que no han crecido mucho a lo largo de los años) se deben sin duda a la consulta de algunos manuales técnicos de alpinismo. Somos pirineístas autodidactas, instintivos, que no hemos aprendido prácticamente nada fuera de nosotros mismos… Y en esas nos hemos quedado ... renunciando a evolucionar, a adoptar novedades, inventos (que a veces son, sin embargo, muy cómodos).

Por ejemplo, nunca hemos usado zapatillas o “pies de gato” para escalar (dicen que hacen ganar algún grado). ¡ lncluso tardamos mucho en utilizar el arnésl ... Examinando una foto tomada durante nuestra lejana ascensión al Couloir de Gaube, un amigo nos ha asegurado ... ique llevábamos los crampones puestos al revés (lo de atrás adelante)! Desde luego, se trataba de crampones antediluvianos, austriacos, hechos de hierro forjado y comprados en alguna tienda de antiguedades. Como ves, somas pirineistas fuera de las normas. ide los que no hay que poner como ejemplo!.


Jean en la Pared de Baroude (Agosto 1.962)

Vuestra primera más dificil (quizá la respuesta es distinta para cada uno de los dos)

El pilar de l'Embarradere en el Ossau ha quedado siempre como un recuerdo particularmente fuerte, en razón de la tensión con que lo hicimos, pues nos dimos cuenta en seguida que con el material que llevábamos nos sería imposible retroceder y por lo tanto teníamos que salir necesariamente por arriba…

Algún accidente, anécdota. o "marrón" de aquella ópoca.

Jean tuvo un pie aplastado como consecuencia de la caída de un bloque en el Caperan de Sesques en el otoño de 1953. Al principio temimos que tendrían que amputárselo, pero finalmente se arregló e incluso pudimos escalar el verano siguiente la cara N del Pitan Carré. El accidente que más nos conmocionó fue el que les ocurrió en marzo del 70 a René Garroté y Bernard Baudéan en el Ansabere. Bernard fue hospitalizado en Burdeos. Ibamos a visitarle todos los días y fue así, con sus padres que también estaban allí, como pudimos ser testigos de la terrible prueba a la que se vio sometido. Después de los cuatro días pasados en la pared y de la muerte de su compañero, tuvo que sufrir varias amputaciones sucesivas, como consecuencia de sus graves congelaciones (ha sido impresionante ver cómo fue capaz de sobreponerse magníficamente a aquellas desgracias).


Pierre Ravier en la Cara N del Pitón Carré (1.954)

¿Cuál es tu vía preferida?

Permíteme contestar con una "boutade", una humorada: la ultima que hemos abierto: un nuevo itinerario en la cara NE del Monfaucon, en el macizo del Arbizon, el 31 de mayo pasado.

¿ Y tu montaña o tus montañas preferidas?

¡Vaya pregunta! ... ¡Los Pirineos. desde luego!


Tu opinión sobre el pirineísmo actual.

La cuestión es demasiado amplia, el problema demasiado complejo, es casi un tema sociológico. Es evidente que el pirineísmo ya no es lo que fue para nosotros: una aventura exaltante y maravillosamente comprometida, en el corazón de unas montañas completamente para nosotros. Es algo que quiero subrayar. Tuvimos el inestimable privilegio de tener a nuestra entera disposición los Pirineos lo por (o menos la vertiente Norte), tal como estaban hace 40 años. Por eso no sería justo que yo ahora criticase la invasión actual y condenase a todos los que quieren a su vez experimentar las mismas alegrías
y gozar las mismas satisfacciones que tuvimos nosotros.


Pierre y Jean Ravier en la Cara Sur del Dedo de Pombie en el Midi d'Ossau (1.956)

¡Desgraciadamente ahora se practica el montañismo como si fuese jogging! Es como una carrera de hambrientos en busca de conseguir la hazaña individual en el menor tiempo posible. Encadenamientos y realizaciones asombrosas, fuera de contexto deportivo, hacen que el montañismo quede reducido a un ejercicio de gimnasia sobre un palo de cucaña. Es lógico que esta evolución ineluctable, este "estado del arte" del pirineísmo actual nos haga sentirnos un poco desencantados. Nos replegamos, quizá un poco egoístamente, sobre nosotros mismo, esforzándonos por conservar e incluso volver a encontrar las condiciones de nuestros comienzos, por guardar la misma mirada de siempre sobre nuestras montañas. Eso nos hace huir de los refugios, de los grandes macizos invadidos - a los que acudíamos asiduamente antes – y buscar sectores de la cadena y cimas olvidadas, que exijan largas marchas de aproximación.

Pienso, en definitiva, que no puede estar muy lejos el callejón sin salida al que nos lleva la evolución de estos ultimas años. Tiene que haber un viraje en redondo hacia valores más sanos, hacía una visión más positiva. Nosotros siempre hemos querido situarnos en la onda del pirineismo de los pioneros, de los antiguos a los que no perdemos ocasión de referirnos: Russell, Schrader, Ramond, Brulle, Passet, y luego de nuestros hermanos mayores más próximos: Arlaud, Ollivief... Así lo atestiguan nuestras recientes publicaciones de ascensiones y travesías en la Revue Pyrénéenne. En nuestra busca de la soledad en la montaña reivindicamos la compañía de nuestros ilustres predecesores, en la afirmación y justificación del pirineismo, tal como los concebimos y lo practicamos, persuadidos como estamos de que nuestros móviles coinciden con los que fueron los suyos.

Miguel Angulo

Fuente: Revista Pyrenaica

1 comentario:

javi_varek dijo...

Cojonudo tron!!!

saludos!